Diapositiva 1. Introducción.
La clase desarrolla donde poner los neumáticos nuevos a cambiarlos, y las implicaciones en la gestión de la flota.
Diapositiva 2. Cambio de neumáticos.
Los neumáticos son uno de los elementos del vehículo que muchas veces se olvidan, cuando son vitales en términos de seguridad activa. Al fin y al cabo, son el enlace del vehículo con la carretera, por lo que un mal mantenimiento puede tener consecuencias desastrosas para el conductor, los usuarios, los peatones y los ciclistas.
No es habitual cambiar los cuatro neumáticos a la vez, ya que los montados en el eje que recibe la tracción se desgastan antes. Esto es completamente normal, ya que las fuerzas ejercidas sobre la superficie de los neumáticos impulsados por el motor son mucho mayores que las que afectan a los neumáticos que giran de forma pasiva.
Existe un error generalizado entre los conductores a la hora de tener que montar un nuevo par de neumáticos y dejar otro todavía aprovechable en el vehículo: la falsa creencia de que los nuevos deben montarse en el eje delantero en los vehículos de tracción delantera, cuando en realidad deben colocarse siempre en el eje trasero. Este desconocimiento no solo afecta a los conductores particulares, sino también a los profesionales del sector, lo que supone un riesgo para la seguridad del vehículo.
Algunos conductores y profesionales argumentan que los neumáticos nuevos deberían colocarse en el eje delantero.
- Es el eje que soporta más peso en los vehículos de tracción delantera.
- Es donde se encuentra el sistema de dirección, por lo que un mejor agarre en este eje podría mejorar la maniobrabilidad.
Por tanto, siempre que se sustituyan dos neumáticos, los nuevos deben colocarse en el eje trasero y los usados, en el delantero. Si los neumáticos delanteros también están en mal estado, lo recomendable es cambiarlos por completo.
Aunque algunos talleres puedan sugerir lo contrario, esta recomendación está respaldada por pruebas y estudios que demuestran que aumenta la estabilidad del vehículo y reduce el riesgo de accidentes.
- Donde se deben poner los neumáticos nuevos.
Lo ideal es sustituir los cuatro neumáticos a la vez, ya que así se asegura el equilibrio entre los dos ejes. Ahora bien, si se hiciera esto, además de ser más costoso, en algunas ocasiones los neumáticos que no están en el eje motriz tendrían un desgaste menor, por lo que se reemplazarían antes de tiempo.
La prioridad al cambiar los neumáticos no es mejorar la tracción o la frenada, sino garantizar la estabilidad del vehículo en curva o en pavimentos con poca adherencia.
Si los neumáticos más desgastados se colocan en la parte trasera, el vehículo es más propenso a perder el control en las curvas o sobre superficies deslizantes, lo que provoca sobreviraje. Este fenómeno se produce cuando derrapan los neumáticos traseros y es difícil de controlar, ya que la parte trasera del vehículo se desplaza hacia el exterior de la trayectoria deseada.
En cambio, si los neumáticos más nuevos están en el eje trasero, el vehículo mantiene una respuesta más segura y predecible, y ayuda al conductor a mantener el control en situaciones críticas, como curvas cerradas o firmes deslizantes.
Esta recomendación es válida para cualquier tipo de tracción: delantera, trasera o total. Aunque algunos puedan pensar que, en un vehículo de tracción trasera, los neumáticos nuevos deberían colocarse en el eje trasero por motivos de agarre, los estudios demuestran que, en situaciones límite, la estabilidad es más importante que la tracción.
Incluso en los vehículos 4x4, donde la potencia se reparte entre las cuatro ruedas, la adherencia del eje trasero sigue siendo fundamental para evitar una pérdida repentina de control.
- Pruebas en circuito: los efectos de una mala elección.
Para comprobar estos efectos, se realizaron pruebas con tres vehículos idénticos equipados con neumáticos en diferentes estados:
- Neumáticos nuevos en el eje trasero y usados en el delantero.
- Neumáticos nuevos en el eje delantero y usados en el trasero.
- Un solo neumático nuevo en la rueda delantera derecha y el resto desgastado.
Los resultados fueron contundentes. En la primera configuración, el vehículo mantuvo un comportamiento predecible con una ligera tendencia al subviraje, que se puede corregir fácilmente soltando el acelerador.
En la segunda configuración, con neumáticos nuevos en el eje delantero, desapareció la estabilidad. Al aumentar la velocidad en una curva mojada, el eje trasero perdió agarre de forma brusca, lo que provocó un sobreviraje difícil de controlar.
En la tercera configuración, con un solo neumático nuevo en una rueda delantera, los resultados fueron aún más alarmantes. En función de la dirección del giro, el vehículo reaccionaba de manera opuesta: en un giro a la derecha, la respuesta era estable, pero en un giro a la izquierda, la diferencia de agarre entre los neumáticos generaba una pérdida de control repentina e impredecible.
- Es más fácil para la mayoría de los conductores corregir un subviraje que un sobreviraje.
- Sobreviraje.
El sobreviraje es una situación peligrosa porque la mayoría de los conductores no están entrenados para reaccionar correctamente. Puede ocurrir al esquivar un obstáculo de manera brusca o al frenar en una curva mojada, y para corregirlo se necesitan reflejos y experiencia.
El sobreviraje exige luchar contra nuestro instinto. Se produce cuando el eje trasero pierde adherencia en una curva y el vehículo gira más de lo indicado por la dirección, es decir, da un trompo.
La mayoría de los conductores tiende a frenar en este tipo de situaciones porque se asusta. Al hacerlo, le quitamos todavía más peso al eje trasero, lo que reduce aún más su adherencia y empeora la situación.
Para corregir el sobreviraje, es fundamental dar un contravolante, es decir, girar el volante en la dirección opuesta al derrape. Al mismo tiempo, hay que levantar suavemente el pie del acelerador para recuperar tracción, pero sin frenar bruscamente. Es crucial mantener la calma y evitar movimientos bruscos del volante.
Al montar los neumáticos nuevos en el eje trasero, reducimos el riesgo de sobreviraje.
- Subviraje.
El subviraje se produce cuando las ruedas delanteras pierden adherencia en una curva y el vehículo no entra bien en ella. En este caso, el instinto nos ayuda, ya que lo primero que hacemos ante cualquier problema es levantar el pie del acelerador y frenar.
Al hacerlo, transferimos peso al eje delantero, lo que aumenta su adherencia y reduce el subviraje; es decir, el vehículo gira menos de lo que le indicamos con el volante.
No es una situación deseable, pero es mucho más fácil de corregir que el sobreviraje.
- Mejor estabilidad direccional.
Unos neumáticos traseros en buen estado ayudan a mantener la trayectoria del vehículo, incluso en curvas o frenadas bruscas. Esto es especialmente importante en los vehículos de tracción delantera, ya que la dirección y la tracción dependen del mismo eje.
- Rotación de los neumáticos.
En los vehículos de tracción delantera, las ruedas delanteras se desgastan antes que las traseras, en algunos casos prácticamente el doble. Si cambiamos las ruedas delanteras y montamos las nuevas en la parte delantera, como las traseras se desgastan más lentamente, acabaremos teniendo dos neumáticos con más desgaste en la parte trasera y, además, con la goma mucho más reseca por su antigüedad. Al pasar las ruedas traseras hacia delante, estas se desgastarán más rápido y tendremos que cambiarlas antes, de modo que en menos tiempo tendremos cuatro ruedas con una vejez más similar y en mejor estado.
Lo que debemos hacer es cambiar las dos que más gastadas estén, que seguramente serán las delanteras, y pasar las que estaban menos gastadas al eje delantero, colocando las nuevas que acabamos de comprar en el trasero.
- Menos riesgo de aquaplaning.
El aquaplaning hace que el vehículo literalmente flote sobre el agua de la carretera. Ocurre cuando el neumático no tiene tiempo de evacuar el agua que pisa. La mayoría de los vehículos tienen el motor en la parte delantera, por lo que el eje delantero soporta más peso, lo que aumenta la presión contra el asfalto. Si montamos los neumáticos nuevos en el eje delantero y dejamos los gastados atrás, en caso de lluvia tendremos un eje delantero con unos neumáticos que evacuan mejor el agua y, al tener más peso encima, será más difícil que floten.
Todo lo contrario sucede en el eje trasero, que lleva neumáticos con menos profundidad de dibujo y que, al tener menos peso, son más propensos a flotar. Un vehículo con neumáticos nuevos en el eje delantero y gastados en el trasero tiene un comportamiento muy inestable y peligroso en mojado.
- Pinchazos y reventones en el neumático.
Aunque podamos pensar lo contrario, es más peligroso pinchar una rueda trasera que una delantera. Si revienta una rueda trasera, es más fácil perder el control del vehículo que si lo hace una delantera. Los neumáticos viejos son más propensos a sufrir pinchazos y reventones.
- Implicaciones en la gestión de la flota.
La principal consecuencia de montar los neumáticos nuevos en el eje trasero es un aumento de la seguridad y estabilidad en el vehículo, sobretodo en situaciones de baja adherencia o cuando llueve.
En España por ley la altura mínima de la banda de rodadura de neumático son 1,6 milímetros, aunque si notamos que el vehículo tiene un peor comportamiento o no tiene tracción o estabilidad en suelos mojados se recomienda cambiar el neumático aunque tenga más de 1,6 milímetros. También se recomienda cambiar el neumático por desgaste irregular, daños en los flancos etc.
Existe tecnología para evitar o corregir el sobreviraje y el subviraje como es el Control Electrónico de Estabilidad, es un sistema de seguridad activa que ayuda a prevenir derrapes y la pérdida de control del vehículo. Funciona monitorizando constantemente la trayectoria del coche y, si detecta una desviación entre la dirección deseada y la real, aplica los frenos individualmente en cada rueda para corregir la trayectoria y evitar el deslizamiento. En Europa es obligatorio en todos los vehículos desde el año 2014.
Hay que implementar un procedimiento que desarrolle que los neumáticos nuevos se tienen que montar siempre en el eje trasero, y tiene que ser entregado a nuestro jefe de taller.
Si el taller es externo hay que indicarle que siempre monte los neumáticos en el eje trasero.
Una mala práctica es cambiar el neumático en la misma posición que se sustituye, y además no cambiar el otro neumático del eje, siempre se recomienda cambiar los dos neumáticos del mismo eje a la vez.
Hay que impartir formación a los conductores de como corregir el sobreviraje y el subviraje, tanto teórica como práctica en circuito, y que realice una inspección de los neumáticos antes de iniciar la conducción.
En resumen, los neumáticos nuevos deben colocarse preferiblemente en el eje trasero para maximizar la seguridad y minimizar el riesgo de pérdida de control, sobre todo en condiciones de baja adherencia.
Diapositiva 3. Gracias por su tiempo.
La clase ha desarrollado donde poner los neumáticos nuevos a cambiarlos, y las implicaciones en la gestión de la flota, hasta pronto.
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Escrito por José Miguel Fernández Gómez